CAMINATA POR MONSERRATE
En el alba de un domingo, mi familia y yo emprendimos la subida a Monserrate, mientras caminábamos tomamos jugo, agua, comimos helado, compramos algunos recuerdos de Monserrate, tomamos fotos de la ciudad, del paisaje natural y de todos nosotros. Poco a poco hasta llegar a la iglesia.
Vistamos la iglesia, también las tumbas, las siente caídas en estatuas que simbolizan la crucifixión de Jesucristo, empezamos a caminar por sus alrededores y había mucha personas que cogían por otro camino diferente al de las escaleras. Todos hablamos y decidimos irnos por allí. Le preguntamos a un señor a donde llegaba ese camino y nos dijo que al parque nacional, también nos dijo las indicaciones era una camino estrecho pero muy bonito rodeado de árboles, flores de muchos colores y un olor a naturaleza indescriptible, llegamos a un punto donde solo habían pinos, sus semillas y ramas caían al suelo formando un frondoso piso. Este lugar generaba un sentimiento muy agradable; de libertad, tranquilidad, paz y amor hacia la naturaleza. Mi familia y yo lo sentimos así, algunos nos sentamos, y otros observábamos todo, descansamos mucho tiempo ahí, tomamos fotos, jugamos y tomamos refrigerio.
Cuando retomamos la caminata, sin darnos cuenta cogimos por el camino equivocado y nos perdimos. Hasta que nos encontramos una pareja de hippies y nos hicieron el favor de indicarnos por donde ir para tomar el camino correcto, en el trayecto nos encontramos a un grupo de jóvenes que nos invitaron a la famosa cascada del lugar, cosa que provoco desconfianza en mi familia. Seguimos caminando y observando el maravilloso lugar, luego llegamos a donde estaban entrenando caballos policías y continuamos hasta llegar al Parque Nacional.
Nos demoramos muchas horas en la caminata, estábamos muy cansados pero fue una experiencia maravillosa y gratificante para todos, porque conocimos una parte de Bogotá muy bonita, tranquila y desconocida por muchos.
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